Hoy es el día de los enamorados!!! Ya sé que muchos pasáis de este día totalmente (yo casi que también) pero a muchos otros les encanta, así que para ellos especialmente va este post de hoy.
Esta tarta de queso y fresa es muy rápida de hacer y no necesita horno. Se puede hacer de muchos sabores en función de la gelatina que uséis, pero ésta de fresa me parece muy indicada para hoy :-)
Sin más os deseo un feliz día y aquí va la receta!(hay que tener en cuenta que esta tarta se hace al revés y una vez bien fría le daremos la vuelta para desmoldarla).
Ingredientes:
- 150 gr de galletas (María, Digestive, las que más os gusten)
- 60 gr de mantequilla
- 300 gr de queso Philadelphia
- 2 sobres de gelatina de fresa (o vuestro sabor preferido)
- 2 vasos de agua
- 3 cucharadas de azúcar
- 1/2 litro de nata líquida para montar
Preparación:
- Ponemos a calentar en un cazo los dos vasos de agua con los dos sobres de gelatina, movemos bien y cuando rompa a hervir apartamos del fuego. Echamos un vaso en el fondo de nuestro molde y cuando enfríe un poco lo metemos en la nevera.Reservamos el otro vaso de gelatina para la mezcla.
- En un cuenco o en nuestra máquina batidora echamos el queso Philadelphia, el azúcar, la nata y el vaso de gelatina que habíamos reservado. Mezclamos todo bien hasta que se hayan integrado perfectamente todos los ingredientes.
- Sacamos el molde con la base de gelatina de la nevera y echamos la mezcla de queso encima (aunque parezca que se mezcla con la gelatina no os preocupéis que luego queda bien).
- Trituramos las galletas hasta hacerlas miguitas, derretimos la mantequilla en el microondas y la echamos sobre las galletas. Mezclamos bien y cubrimos con ellas la mezcla de queso. Metemos en la nevera un mínimo de 4 ó 5 horas (mejor si hacéis la tarta de un día para otro).
- Ahora viene el paso más difícil que es darle la vuelta. Primero pasamos un cuchillo alrededor del borde del molde para despegar la tarta. Después, llenamos como con un dedo de profundidad de agua caliente la pila de nuestra cocina y metemos el molde unos 20 segundos. Cogemos el plato en el que vayamos a servir la tarta y lo ponemos encima, le damos la vuelta y damos unos golpes en la parte superior del molde para que caiga la tarta (hay veces que tarda un poco, pero hay que tener paciencia y no desesperar. Si no cae, la volvemos a meter 10 segundos en el agua caliente y volvemos a probar).